Hay historias que nos quitan la respiración, ya que no podemos entender el motivo por las que ocurren. Una de estas historias es la de Steven. Dos años después de la terrible agresión sufrida, su vida sigue cambiando
Un domingo por la mañana del verano del año 2017, Steven, un niño de 11 años, acababa de salir de la iglesia local, donde había estado participado junto a otros niños en actividades y juegos organizados por la comunidad.
Mientras volvía a casa, tres chicos mayores se acercaron a él y le pidieron que “jugara con ellos”. Steven inmediatamente se sintió inseguro; aunque la invitación parecía inofensiva, había algo en sus modales que era agresivo e intimidatorio.
Sin motivo aparente, los chicos atacaron a Steven. Lo ataron. Rociaron su cuerpo con gasolina. Le prendieron fuego. A continuación, huyeron.
¡Qué horrible crueldad hacia un niño o hacia cualquier persona!
Milagrosamente, Steven sobrevivió al ataque. De la manera que pudo, el niño corrió hacia el torrente de agua más cercano, lanzándose y así consiguiendo apagar el fuego.
Más del 65% de su cuerpo estaba cubierto de quemaduras muy graves. Según los médicos, Steven tan sólo tenía entre un 10-20% de posibilidades de sobrevivir.
En cuanto la noticia de Steven se difundió, surgió una avalancha de generosidad y oraciones desde todos los rincones del mundo. En pocas semanas se pudo recaudar los recursos necesarios para que el niño pudiera ir a un hospital en Estados Unidos, especializado en quemaduras graves.
Gracias a la generosidad y amor de miles de personas, se pudieron cubrir todos los costes para sus cuidados médicos. Durante este tiempo, nos hemos asegurado que Steven recibiera todos los cuidados necesarios.
Steven estuvo en cuidados intensivos durante largos y dolorosos meses. Cosas cotidianas que Steven ya había aprendido en su infancia, tuvo que volverlas a aprender; como por ejemplo, caminar, comer solo o permanecer sentado.
Su hermana mayor, Karina, es de gran ejemplo para nosotros; ya que ha permanecido al lado de Steven durante todo este tiempo, e incluso dejó sus estudios para ayudar a su hermano en medio del proceso de recuperación.
Mientras su cuerpo empezaba a curarse, las cicatrices psicológicas de Steven cada vez eran más evidentes.
Rodeado de oraciones, afecto y cuidados por parte de la iglesia, los trabajadores de Compassion y los psicólogos, Steven ha encontrado la fuerza para luchar.
No obstante, mientras el cuerpo de Steven empezaba a curarse, las cicatrices psicológicas empezaban a aflorar.
Rodeado de oraciones, afecto y cuidados por parte de la iglesia, personal de Compassion y psicólogos, Steven encuentra fuerzas para continuar luchando.
El fuego había dejado cicatrices notarias en el rostro del niño, produciéndole temor e inseguridad de lo que su familia y amigos pensaran de él. ¿Lo aceptarían ahora que su aspecto había cambiado de forma considerable?
Cinco meses después de haber salido de Ecuador, Steven volvió a casa y fue recibido de manera especial, que incluso el Presidente de Ecuador fue a recibirlo, pero la felicidad más grande provino de verse rodeado por sus familiares y amigos, quienes estaban deseando verlo y abrazarlo otra vez.
En la nueva escuela, sus compañeros acogieron a Steven de manera ejemplar, dándole una buena acogida y haciendo que se sintiera incluido.
Hoy Steven se siente feliz de estar vivo:
Me siento bendecido porque mi cuerpo está sanando, aunque todavía tengo muchas cicatrices
Y añade: “Hoy podría no haber estado aquí con vosotros, pero Dios no permitió que muriera, me ha dado otra oportunidad para vivir”.
Dos años después de aquel terrible acto de violencia, la recuperación física de Steven es positivamente notable, pero aún tiene que lidiar con profundas cicatrices emocionales. Cada día el niño lucha contra sentimientos negativos como la tristeza y/o la rabia; sentimientos que son difíciles de enfrentar para cualquier adulto.
Steven y su hermana Karina viven actualmente en una comunidad anónima y protegida, pero a menudo tienen que viajar para que el niño reciba sus cuidados médicos especiales. Durante este año, Steven volverá a someterse a nuevos trasplantes de piel. Por favor, ora para que todo vaya bien.
Steven es un luchador y está haciendo todo lo posible por adaptarse a su nueva vida. Nosotros estamos agradecidos a Dios, por el apoyo que recibe por parte del personal de Compassion y de los médicos quienes cuidan de él.
A pesar de todo el sufrimiento en la vida de Steven, el niño nos comparte lo positivo que ha sacado de su experiencia: “A través de la oración he aprendido a no odiar a las personas que me hieren. Dios me ha ayudado a seguir vivo y me siento muy agradecido”.
Steven, más bien, inspira y apoya a todos los niños víctimas del bullying: “Me gustaría decir a todos los niños que busquen refugio en Dios, porque solo Él puede dar la fuerza para superar las dificultades y el sufrimiento”.
La violencia es un aspecto terrible del mundo en el que vivimos, pero tenemos la oportunidad de marcar la diferencia.
Al caminar junto a un niño a través del apadrinamiento, puedes formar parte de su vida. Podrás apoyarle en los momentos difíciles, en las alegrías y en los retos a los que se enfrentará cada día.