A causa de la pandemia, diez millones de niñas corren el riesgo de convertirse en niñas esposas. No es solo una violación de sus derechos: es una verdadera emergencia.
Tisha mira fijamente a la cámara. Su rostro está envuelto por un velo de seda, un collar adorna su cuello. Sus labios están pintados de color rojo y sus jóvenes mejillas maquilladas de un delicado color rosa.
Tiene tan solo 14 años y está posando para su sesión de fotos de boda. A pocos pasos, hay un grupo de mujeres reunidas. Hablan en voz baja entre ellas.
El fotógrafo está nervioso, hay un poco de tensión. Entonces, susurra unas palabras al oído de la niña. Tisha mira fijamente al objetivo y grita: «¡No más bodas!»
Los matrimonios infantiles son una violación de los derechos de la infancia. Aunque son ilegales, siguen siendo una práctica muy extendida.
La crisis de la pandemia ya ha provocado un grave aumento. Según las estimaciones, diez millones de niñas serán obligadas a casarse contra su voluntad.
Está demostrado que la educación previene el matrimonio infantil: una niña que estudia no se ve obligada a casarse. Desgraciadamente, el cierre de las escuelas ha provocado el abandono escolar de millones de adolescentes.
La pandemia las aisló de toda ayuda: muchas chicas en situación de vulnerabilidad dejaron de comunicarse con sus profesores, que a menudo son el único punto de referencia para las adolescentes que atraviesan dificultades.
Por último, la pandemia ha sumido a millones de familias en una situación de pobreza extrema. Antes eran pobres, pero ahora son más pobres. «Para una familia que lucha contra el hambre y la necesidad de alimento, cada niño es una boca más que alimentar. Si una niña es entregada en matrimonio, se convierte en un estómago menos del que preocuparse», explica Sidney, director de Compassion.
A causa de la pobreza, el 15% de las niñas bengalíes se ven obligadas a casarse antes de los 15 años.
A pesar de que lo parezca, Tisha no es una de ellas.
Solamente ha aceptado participar en una sesión de fotos organizada por Compassion. Junto con Yolan (Brasil), Lauri (República Dominicana) y Mart (Etiopía), se vistieron de novias para hacer oír su voz.
Sin embargo, muchas de sus amigas ya están casadas: «Cuando me ven pasar con mi mochila del colegio, me duele ver sus miradas tristes. Ahora son esclavas».
En Brasil, Yolane nos cuenta: «Muchas familias animan a las niñas a casarse porque las ven como una persona más a la que alimentar».
Para muchos padres es una decisión desgarradora, obligados a elegir entre la supervivencia de la familia y el futuro de su hija.
La realidad de las niñas esposas no tiene nada positivo. No hay celebración y la vida con la que sueñan pronto se les derrumba.
Lauri explica: «Una vez casada, la presión para quedarse embarazada es brutal. Nuestros cuerpos aún no están preparados para el embarazo y el parto».
En Etiopía, Mart está de acuerdo: «Las chicas deben seguir el plan de Dios. El matrimonio es bueno, pero a su debido tiempo. Ahora, para estas niñas es el momento de aprender y desarrollar habilidades para construir su futuro».
Tenemos que actuar para que ese no sea su destino y puedan salir de la situación de peligro a la que se enfrentan.
A través de iniciativas de protección, los centros de Compassion y las iglesias locales están ayudando a prevenir innumerables matrimonios infantiles. Las niñas se sienten valoradas, queridas y protegidas.
En República Dominicana, los trabajadores están doblando sus esfuerzos para asesorar a las niñas y a las familias. En Etiopía, los centros acogen a expertos que responden a las dudas de los padres. En Brasil se organizan jornadas de formación ad hoc para las adolescentes. En Bangladesh, padres e hijas se reúnen en grupos para hablar de los peligros del matrimonio infantil.
Lauri quiere ser pediatra y Tisha, médico. Yolane sueña con construir una casa para su familia, mientras que Mart dice: «Mi sueño es estudiar y sacar a mi familia de la pobreza».
En Bangladesh, el grito de Tisha ha despertado las conciencias de las mujeres que están allí presentes. Acaban de entender el propósito de las fotografías: Tisha no será una niña esposa más.
En casa, vuelve a ponerse su uniforme escolar. Lo ha pasado bien poniéndose un vestido, pero prefiere ponerse su mochila sobre los hombros y correr al colegio.
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