Samuel es el pastor de una iglesia local que trabaja con Compassion en Guatemala. En esta entrevista nos cuenta cómo la pandemia ha afectado al trabajo que realizan a favor de los niños.
Pastor de una iglesia local y responsable de un centro Compassion durante 20 años, Samuel siempre ha tenido una gran pasión: responder a la necesidad de los niños en situación de pobreza trayéndoles la esperanza de Jesús.
Tras la llegada de la pandemia y la incertidumbre sobre cómo seguir ayudando a estos niños, Samuel pidió ayuda. “Oro por todos y cada uno de los niños. Hay muchas familias que han perdido la esperanza desde que comenzó esta crisis mundial”.
Samuel no se rindió e hizo los cambios necesarios, según las nuevas circunstancias, para seguir con su misión. Estos cambios han traído nuevas esperanzas.
“Al principio no estaba seguro de visitar a los niños y sus familias en sus casas, a causa de mi avanzada edad y el riesgo de contagiarme”, nos cuenta. “Pero enseguida, Compassion me proporcionó todo lo necesario para hacerlo con seguridad y poder visitarlos y orar con ellos. Siempre llevo un termómetro, un desinfectante para las manos y hablamos manteniendo la distancia de seguridad”.
“Me sorprende que la gente siga buscando a Dios y tenga fe. La pandemia ha abierto mi mente y mi corazón, ayudándome a descubrir nuevas formas de llegar a los necesitados”.
¿Cuál fue el mayor reto para usted y su comunidad durante la pandemia?
Los padres de muchos niños inscritos en el programa Compassion lo perdieron todo. Perdieron sus trabajos y con ellos la esperanza. Si ya eran pobres, ahora su situación había empeorado. Lo único que podía hacer para ayudarles era hablarles del amor de Dios y darles consejos.
¿Cómo vio a Dios actuar durante la pandemia?
Dios ha sido bueno con nosotros durante esta situación de emergencia. Ha respondido con misericordia y hemos recibido mucha ayuda. Hemos tenido provisiones para que nadie pase hambre.
¿De qué manera está usando Dios Compassion y la iglesia durante esta crisis?
Como iglesia local, siempre hemos colaborado con Compassion para ayudar a los niños en las situaciones más difíciles, dándoles mucho amor, alegría y esperanza. Recuerdo una familia que estaba sufriendo mucho y no tenían nada para comer. Gracias a la ayuda de Compassion recibieron ayuda práctica y conocieron del amor de Jesús. Ahora, cuando hablo con ellos, son felices por la gracia de Dios.
¿La pandemia le ha traído nuevas oportunidades para compartir sobre el amor de Dios?
Junto con los voluntarios de Compassion estábamos acostumbrados a ciertas actividades, y formas específicas de compartir el evangelio, pero aprendí una gran lección. Tenemos que mantener la mente abierta y aceptar los cambios. Si abrimos nuestros corazones y nuestras mentes, siempre podemos encontrar nuevas formas de compartir la esperanza con las nuevas generaciones.
¿Qué consejo daría a los pastores de otras iglesias del mundo?
Mi consejo es intentar entender la situación en la que vivimos y saber que todo está en manos de Dios y todo está bajo su control.
¿Qué versículo bíblico le ha animado durante estos largos meses?
Me encanta repetir en mi mente Isaías 45:22, que dice: "Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más". Este versículo es muy especial para mí porque me hace reflexionar sobre la dirección a la que dirijo mi mirada. No tenemos que mirar al mundo que nos rodea, sino a Dios.
¿Cómo le ha ayudado su colaboración con Compassion?
Se trata de una colaboración eficaz y clave para ofrecer nuevas oportunidades a los niños y las familias de muchos pueblos pobres. Sin la ayuda de Compassion sería imposible sustentar sus valiosas vidas. Estoy contento porque la mayoría de las familias aceptan el Evangelio y las buenas noticias de Jesús. Esto es para mí motivo de gran alegría. ¡Que Dios bendiga el trabajo de Compassion!
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