Los niños de la isla de Semau van casi todos los días al colegio. El camino es largo bajo el ardiente sol, ¡pero nada puede frenar sus ganas de aprender!
Es un mediodía caluroso en el pueblo de Semau, una pequeña isla de Indonesia. Bella, de 9 años, acaba de terminar sus clases en la escuela.
Mientras vuelve a casa con su mejor amiga Ignes, le gusta cantar "Yo camino con Jesús", una canción que aprendió en el centro de Compassion.
“Caminando con Jesús, caminamos todos los días, caminamos todo el camino”
Juntos, cruzan un camino polvoriento, mientras el calor del sol hace que sus uniformes rojos y blancos se empapen de sudor. A pesar de ello, estas niñas están contentas.
Su isla no se ha visto gravemente afectada por la pandemia, por lo que pueden volver a aprender en las aulas, como antes. Pero hay otra razón por la que los niños de la isla no pueden seguir la educación online.
Los padres de los niños no tienen ni teléfono ni conexión a Internet debido a la pobreza.
El padre de Bella trabaja en la tierra, cultivando hortalizas: "No podemos permitirnos un teléfono, sólo conseguimos dinero cuando podemos vender nuestros productos durante la temporada de cosecha, de diciembre a marzo".
Ahora depende de sus habilidades como pescador para alimentar a su familia.
Bella va a la escuela todos los días mientras la cálida luz del sol la acompaña durante kilómetros
“No, no me canso de andar porque me gusta ir a la escuela y al centro Compassion. Es la única forma de ver a mis amigos”, explica.
El centro Compassion de Semau lleva tres años abierto. Y con regularidad, el proyecto entrega suministros alimentarios de arroz, huevos y leche a cada uno de los niños inscritos.
Además, los voluntarios se encargan de ayudar a los niños con su educación.
“Es importante dar clases extraescolares a los niños que necesitan ayuda, según sus necesidades”, dice Itha, responsable del centro.
Bella tiene que usar una lámpara de aceite cuando estudia. Muchas familias de la isla de Semau no tienen acceso a la electricidad.
A pesar de todas las dificultades, el padre de Bella quiere lo mejor para su hija. Sueña con que ella estudie durante mucho tiempo, a diferencia de él, que no logró terminar la escuela primaria.
“La vida es difícil en esta isla, pero simplemente hago todo lo que puedo y dejo todo lo demás a Dios”, dice esperanzado.
“Agradezco la presencia del centro Compassion en nuestra zona, porque es una fuente de ayuda valiosa”.
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