Marvin creció en un barrio marginal, rodeado de delincuencia y violencia. Siempre con miedo, Marvin no se socializaba y por ese motivo tampoco tenía amigos. Pero llegó Compassion y ahora es un niño de 6 años feliz y seguro de sí mismo.
Detrás de la Universidad de Makerere, en Uganda, se encuentra uno de los barrios marginales de Kampala: Kikoni.
Detrás de las estructuras modernas, que se elevan sobre la barriada, hay estructuras provisionales hechas de barro. Los bares clandestinos, la violencia y la delincuencia son habituales en esta zona.
La esperanza llegó a esta comunidad cuando se abrió un centro Compassion en colaboración con la iglesia local, convirtiéndose en un refugio seguro para muchos niños.
Los padres están infinitamente agradecidos y se alegran de que sus hijos tengan la oportunidad de nutrirse espiritual y socialmente. También están contentos porque cada vez que los niños se reúnen, se les da la merienda: para algunos, su única comida del día.
Los niños disfrutan jugando, estudiando y celebrando las fechas importantes ¡como sus cumpleaños! Algunos de ellos nunca han tenido una tarta de cumpleaños ni han recibido un regalo.
Uno de los niños cuya vida ha sido transformada gracias al centro Compassion es Marvin, de seis años. Detrás de su expresión seria y su carácter tímido hay un niño que desea tener nuevos amigos, jugar y sonreír. Marvin, que vive con su madre y su abuela, fue inscrito en el programa cuando tenía una semana de vida. Su madre era entonces una adolescente.
"Incluso con cuatro años, Marvin no decía mucho ni hablaba con nadie", dice su profesora. Milly añade que ha visto una transformación social en Marvin desde que empezó a asistir al centro con el resto de los niños.
Gracias a tener la posibilidad de interactuar de manera más regular, ahora habla y juega con los otros niños, tiene amigos, ayuda en las tareas de casa y se entretiene aprendiendo versículos de memoria.
"Siempre me acuerdo de lo que nos enseña Milly", dice Marvin, mientras empieza a recitar Juan 14:6: "Jesús dijo: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Marvin además tiene dos nuevos amigos: Nakato y Waswa.
Nada de esto hubiese sido posible para el pequeño Marvin sin la ayuda del centro Compassion. Y aunque los centros tienen que enfrentar muchos retos, nada detiene a su equipo.
Les apasiona ver la mano de Dios transformando las vidas de los más pequeños. Su cuidado y trabajo han sido claves para entender el carácter de los niños, conocer sus luchas y saber cómo trabajar y orar con ellos. Y gracias a que ellos no se rinden, seguiremos contando historias como la de Marvin.
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