Una reflexión sobre el Salmo 46:10, por Silas Balraj

“Estad quietos y reconoced que yo soy Dios”: una reflexión sobre el Salmo 46, por Silas Balraj, responsable de Compassion en Asia. Léelo con nosotros.

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El Salmo 46 es una fuente de consuelo en tiempos difíciles. Y durante la pandemia de la COVID-19, su verdad nos recuerda que podemos “pararnos y reconocer quién es Dios” y enfrentar las incertidumbres que atravesamos.

Le pedimos a Silas Balraj, director de Compassion en Asia, que compartiera una reflexión sobre el Salmo 46, para ayudarnos a comprender su significado.

Salmo 46

Dios es nuestro amparo y fortaleza,
nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida
y se traspasen los montes al corazón del mar;
aunque bramen y se turben sus aguas,
y tiemblen los montes a causa de su braveza.

Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios,
el santuario de las moradas del Altísimo.
Dios está en medio de ella; no será conmovida.
Dios la ayudará al clarear la mañana.
Bramaron las naciones, titubearon los reinos;
dio él su voz y se derritió la tierra.

¡Jehová de los ejércitos está con nosotros!
¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob!

Venid, ved las obras de Jehová,
que ha hecho portentos en la tierra,
que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra,
que quiebra el arco, corta la lanza
y quema los carros en el fuego.

«Estad quietos y conoced que yo soy Dios;
seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.»

¡Jehová de los ejércitos está con nosotros!
¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob!

Quiero compartir algo que Dios me ha enseñado en estos tiempos difíciles de pandemia. Si leemos los versículos del Salmo 46, notaremos cómo los primeros hablan de Dios, describiendo sus cualidades. Pero luego, en el versículo 10, Dios habla de sí mismo en primera persona, dirigiéndose directamente a su pueblo.

Salmo 46: Una reflexión, por Silas Balraj

Durante una crisis, estas palabras son más fuertes que nunca. Dios nos habla y nos dice: "Párate y reconoce que soy Dios".

Estas palabras nos invitan a relajar nuestro control. Nos invitan a confiar en Dios y nos recuerdan que Él es soberano. De alguna manera, mientras enfrentamos nuestros desafíos diarios, en un mundo tan caótico, Dios se vuelve hacia ti y hacia mí y nos dice: "Detente, confía en Mí".

A través de las palabras de Dios, el salmista nos dice que nos detengamos y nos rindamos al Señor.

En el versículo 10, Dios nos llama a reconocerlo. No solo para conocer sus cualidades, sino para conocerlo personalmente.

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Hay un pasaje en la Biblia que puede ayudarnos a entender mejor estas palabras. Está en Filipenses 3:10, donde el apóstol Pablo dice: “Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte.”

Pablo escribió estas palabras mientras estaba en prisión, después de casi 30 años de misión. Y también son palabras para animarnos a las mujeres y los hombres del siglo XXI.

Es como si estuviera diciendo: “Dios, quiero conocerte no solo a través de mi mente. Quiero conocerte incluso en el sufrimiento, en los momentos más difíciles”.

Hoy, muchos de nosotros podemos estar tratando de conocer a Dios a través de nuestro intelecto, pero Dios quiere que lo conozcamos personalmente.

Si nos paramos y reconocemos a Dios con todo nuestro corazón, en ese momento descubriremos su gloria, su majestad y su fuerza.

Por eso Dios dice: «Estad quietos y sabed que yo soy Dios. Seré glorificado entre las naciones y sobre la tierra» en el Salmo 46:10.

¿A qué nos llama el Salmo 46:10?

¿Cómo estamos luchando tú y yo durante esta pandemia, hoy mismo? ¿Cómo afrontamos el miedo? ¿Con nuestras propias fuerzas o nos hemos rendido a Dios?

Sé que no soy el único: rendirme es algo que va en contra de mi naturaleza porque soy una persona a la que le encanta estar activa. Sé que para muchos de nosotros, cuando sucede algo que no está en nuestros planes, tratamos de encontrar una solución a través de nuestras habilidades.

Pero si leemos bien el Salmo 46:10 y escuchamos el consejo de Dios, debemos abrir nuestro corazón y reconocer al Señor. Debemos ser pacientes y confiar en Él.

Testimonios de fe en Dios durante la pandemia

Incluso durante estos tiempos difíciles, he visto la ayuda de Dios entre los niños a quienes servimos en Asia. Nuestros voluntarios y las iglesias que trabajan con nosotros han distribuido millones de suministros de alimentos de emergencia, kits de higiene y apoyo médico y de salud.

Recuerda a los niños que viven en Asia, muchas de sus familias han perdido lo poco que tenían. Ora por nuestro equipo y por los voluntarios de las iglesias colaboradoras, para que no se cansen de hacer el bien.

Marca la diferencia en la vida de los niños

Si has leído hasta aquí y quieres ayudar a los demás, puedes darle a un niño la oportunidad de sobrevivir, sobre todo durante la pandemia.

Apadrina a un niño: junto a ti, unidos, podemos marcar la diferencia en la vida de los niños y los jóvenes en situación de pobreza.

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